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Portal Esquizofrenia (Fotos: Dave Garia) Una fiesta como la que Alcorcón celebró el sábado 6, con Jethro Tull, todo un mito del rock progresivo en su vertiente más folk, no podría pasar desapercibida para Portal Esquizofrenia. Así que con cámara en mano y ganas de escuchar a Ian Anderson y compañía nos desplazamos a la localidad madrileña.Lo primero que hay que destacar fue el error que cometimos con los horarios, aunque sin mucha culpa por nuestra parte. Al parecer, los Jethro quisieron tocar antes de la medianoche -debe ser que la edad ya no está para trasnoches o bien que precisamente querían irse luego de juerga, quién sabe… aunque este domingo 7 tocaban en Salamanca-. Así que, a pesar de su condición de cabeza de cartel de la noche, actuaron segundos. Estaba programado que actuaran cerca de las 0 horas, pero saltaron sobre las 22.30, cuando aún el acceso al estadio de fútbol donde tenían lugar todos los conciertos era muy complicada. Y nosotros, claro, estábamos en ella.El concierto de Jethro sonó muy bien. Demasiado bien. Así que terminados sospechando que se ayudaron de pistas pregrabadas porque en algunos momentos era más que visible algún desfase entre los labios de Anderson y la pronunciación de las letras. A eso le unimos un espectacular y extrañísimo sonido para tratarse de un concierto organizado por un ayuntamiento dentro del contexto de unas fiestas populares, no de un concierto preparado por el propio grupo. Pero como sabemos que Anderson, Barre y compañía son unos cracks, no sospechamos demasiado. Hubo dos partes claramente separadas. Una primera en la que Jethro se dedicó a 'homenajear' el título que Alcorcón puso a la noche: 'Noche celta'. Tocaron los temas más bucólicos de su repertorio y desde la cola de acceso al recinto ni siquiera nos parecieron ellos, sospechando que eran Gwendal o el primer telonero, Grupo Lento. Luego, una segunda parte con grandes éxitos. Los más coreados, 'Heavy Horses' y 'Thick as Brick'.En cuanto al público, satisfactoria acogida de público. Pese a que los asistencia estaba condicionada -libre acceso, gratuidad-, había muchos fieles de la banda, sobre todo de mediana y avanzada edad. Mucho heavy y también 'progs' de toda la vida. Las camisetas más vistas fueron las de Pink Floyd-Roger Waters. Parece que hay una conexión entre ambas bandas míticas de los 70. Supuestamente, la conexión de la buena música, como siempre suelo decir.Llamó la atención la presencia de dos chicas absolutamente fans de los Jethro. No sólo coreaban las letras, sino que no dejaban de saltar, agitar las cabezas y mover las manos como si de un concierto de música psicodélica se tratase. Al menos pusieron la nota de color en una noche un poco fría -literalmente porque la temperatura era baja- y con un público fiel escaso. Los incondicionales, eso sí, le dieron alguna alegría a Anderson desde las primeras filas. Para no bajarle la moral, claro.Y vayamos con los músicos. Ian se salió como frontman y showman. No paraba de corretear y sus rápidos cambios de instrumento -guitarra mandolina y flauta- hacían alucinar a los que desconocían su versatilidad. Insisto en que era sospechosa su implacable actuación vocal. Ni un fallo de altura, de afinación, ni una limitación en los tonos altos… sonido demasiado limpio y puro. La flauta también sonaba excesivamente perfecta y la mandolina era empleada con asombrosa sonoridad. Como siempre, sospechar es gratis. Que cada uno piense lo que quiera, pero nuestro deber como informadores es ofrecer todos los datos.Martin Barre se salió a la guitarra. Quizás queda fuera de las sospechas de 'play back' porque es menos necesario en su caso y porque se escuchó en una ocasión un acople importante de audio. Gustó mucho sus momentos rockeros. Correcta actuación del bajista David Goodier y del batería, Doane Perry. A algunos les alucinó que en el momento de su solo y en alguna canción usara el doble bombo y en general, una energía más propia del heavy que de un folk-rock. Para acabar, el teclista John O'Hara, sentado para tocar su instrumento, como si de música clásica se tratara, fue más discreto. Pero sospechoso fue el momento del bonus, en el que no había terminado de sentarse y acomodarse y comenzó a sonar alguna nota…En general, fiestazo para los 'progs' y en especial para los amantes de la música de Jethro. Sobre todo cuando fue gratis y con fácil acceso al concierto. Algo corto, de poco más de una hora y, como decía, sospechosísima gran y limpia sonoridad. Pero da igual, fue un lujazo disfrutar de esta banda mítica en nuestro país